Exposición "Gente Pacífica" en El Museo Lili: Universidad Autónoma
Vivimos en
una sociedad que cambia constantemente, cambia todos los días, cambia tanto que
a veces olvidamos como era hace unos años, incluso a veces olvidamos como
algunas cosas eran ayer.
Muchos
defienden a esta llamada “evolución” de las civilizaciones del hombre, muchos
dicen que ha dado lugar a muchas facilidades a la vida como la conocemos hoy,
que la tecnología cambió para bien la manera en que vivimos, que la modernidad
es el bien más preciado que tenemos y que el desarrollo sólo puede ser
beneficioso para el ser humano.
Lo que
casi nadie se detiene a pensar es que día a día, esa constante evolución no
solamente nos hace sus esclavos, pues hoy en día nadie imagina un mundo donde
no exista la Internet, las redes sociales, la televisión satelital, el celular
y su esclavizante mensajería instantánea; entonces no sólo nos hace sus
esclavos esta evolución, si es que depender enteramente de la tecnología es evolución,
sino que nos arrebata minuto a minuto nuestra cultura que hace siglos pensábamos
defender hasta el fin de los tiempos.
“Los fenómenos
de movilidad e intercambio cultural han sido constantes a lo largo del devenir
humano, induciendo adelantos del desarrollo del conocimiento y el acercamiento
a realidades diversas que correlacionadas trazan nuevas rutas sociales.
En las décadas
finales del siglo XX se dieron una serie de aspectos que favorecieron la
movilidad cultural a gran escala en diversas regiones del mundo. Culturas
provenientes de territorios distintos y periféricos fueron atraídas hacia los
centros urbanos.”
Tomado de
la exposición “Gente Pacífica” Museo Lili.
En la
visita al museo Lili, pudimos observar y conocer acerca de las tribus que
habitaron todo el sur de lo que hoy conocemos como la ciudad de Cali, es triste
imaginar al ver todas las herramientas, artesanías, costumbres, vestimentas, y fotografías,
que lo que hoy es un complejo de empresas, centros comerciales, universidades y
urbanizaciones residenciales, era el sagrado territorio de las tribus indígenas
que hoy nadie se interesa por conocer.
En esta
visita no sólo pudimos evidenciar que la evolución le arrebata a la sociedad
sus costumbres, tradiciones, idiomas, formas de vestir, de hablar, incluso de
actuar, sino que se encarga de reemplazarlas por costumbres totalmente nuevas
provenientes de una globalización que sólo se encarga en realidad, de
homogenizar al mundo, haciendo que pierda lo diferente, lo hermoso, todo eso
que es capaz de sorprendernos cuando emprendemos un viaje a tierras que nunca
hemos visitado antes.
Como lo expone en su texto Anthony Sampson, la
cultura puede ser definida como “un complejo todo que incluye conocimiento,
creencia, arte, moral, ley, costumbres y las demás capacidades y hábitos
adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad.” Entendemos entonces que la cultura de todas estas tribus
indígenas, desapareció gradualmente hasta llegar al día de hoy, una época en la
que se debe buscar con lupa, y una gran lupa, los pocos vestigios que quedan
esparcidos por nuestro territorio, de estas culturas espectaculares que un día
fueron dueñas de este territorio donde hoy estudiamos, mientras nosotros
seguimos sintiéndonos dueños absolutos del asiento que ocupamos, del salón al
que asistimos, de la universidad entera por haber pagado una matrícula, pero ni
el dinero de mil matrículas universitarias juntas podrá alguna vez resarcir el
haber ido eliminando desde hace tanto tiempo, las culturas que nos identifican
y que son propias de nuestro territorio, sin indemnizar , si es que esto fuera
posible, a las tribus que llegaron aquí mucho antes de que nosotros irrumpiéramos
a acabar con la tranquilidad que seguramente caracterizó estas tierras.
La
diversidad cultural y movilidad que según la exposición del Museo Lili, se
encuentran en el Valle Del Cauca, es inmensamente rica, pues cada comunidad
tiene y conserva sus propias actividades y modificaciones del ambiente, lo que
caracteriza su cultura.
En la visita pudimos conocer que al Valle Del Cauca, gracias a su situación geográfica, son atraídas diferentes, diversas y numerosas culturas indígenas y afrocolombianas. Esta atracción de habitantes de otras regiones es importante e interesante para el departamento pues se puede convertir en un departamento multicultural. Haciendo que la ciudad recupere así sea un poco esa identidad pacífica de la que se jactaba hace décadas.
Por
otro lado a pesar de los beneficios que aportan las diferentes culturas al
Valle Del Cauca, la afluencia de estas al territorio urbano también se puede
convertir en un problema, pues como lo dice el texto “Funciones y sentidos de
la cultura” de Anthony Sampson, cada una de ellas, está dispuesta a defender su
identidad por encima de la identidad de las demás culturas creando así una
llamada “lucha de culturas”. El texto lo afirma, la inteligencia es importante
en la cultura, y siempre se cree que la cultura propia es la más inteligente,
por lo que no se permite pensar en tomar otra cultura como opción. En algunos
casos incluso se genera irrespeto hacia culturas diferentes a la propia.
Solo hay que estar presente en uno de los festivales anuales del Petronio Álvarez, para poder ver a una cantidad incalculable de personas provenientes de culturas indígenas y afrocolombianas, que el resto del año son prácticamente imposibles de encontrar reunidas en algún otro espacio, estas actividades son instrumentos y herramientas que destacan los rasgos culturales de esta comunidad. Como fue perfectamente profesado por Freud en su obra “El malestar en la cultura” y presentado en el texto de Sampson. En pocas palabras, la cultura designa toda la suma de operaciones y normas que distancian nuestra vida de la de nuestros antepasados animales, y que sirven a dos fines: La protección del ser humano frente a la naturaleza y la regulación de los vínculos recíprocos entre los hombres. Esto quiere decir que es imposible vivir en la naturaleza, por el contrario, para sobrevivir en ella y proteger nuestra existencia es necesario modificar y apropiarse de esa naturaleza por medio de la cultura. La cultura es entonces un distanciamiento de la naturaleza; para lograr este distanciamiento, es importante convertirnos en seres culturales y no quedarnos con el carácter natural.
La figura del Bastón de Mando. Definitivamente uno de los aspectos que más nos interesaron, que concuerda con la lectura, es el haber descubierto que la cultura también es una organización normativa, la normatividad no son solo leyes escritas, hace parte de la evolución de la sociedad. Pudimos entender que en la cultura de los indígenas hay una forma de regulación de relaciones sociales, una manera de dar orden a la comunidad según sus ideales, esto se puede ver con el uso del Bastón de Mando.
La lectura plantea que “la cultura abarca la totalidad de las instituciones, las practicas, creencias, los valores, técnicas vigentes en una sociedad dada”. Algo que claramente pudimos observa en la visita. Se puede decir que sin cultura no hay mente ni intelecto, ya que es la cultura la que forma la identidad de cada individuo. Sin embargo, no podemos hoy en día imaginar un mundo privado de todas las comodidades con las que contamos, así que retomar culturas que ya están casi desaparecidas para recuperar nuestra identidad estaría completamente fuera de contexto, pero que espectacular sería, que Cali estuviera inundado de todas estas culturas para enriquecer la diversidad de nuestra ciudad y que cada día aprendiéramos más unos de otros. Por ahora debemos conformarnos con sentir esta unidad de culturas, una vez al año en el festival del Petronio Álvarez, soñando con que estas culturas se mantengan y no sigan olvidándose cada vez más.
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